Somos una empresa familiar con raíces profundas en Oliva de la Frontera, un paraje de dehesas salpicadas de encinas y alcornoques, justo en la frontera con Portugal. Aquí, donde el clima cálido y seco se mezcla con el aire limpio de la sierra, encontramos el microcosmos ideal para afinar quesos de cabra y oveja con el carácter de nuestra tierra.

Todo comenzó en 1970 con nuestros padres, Rufino y Matilde, que regentaban un pequeño bar donde ofrecían tapas con quesadillas artesanas que compraban a los ganaderos locales y dejaban madurar. Aquel sabor intenso y picante conquistó a los clientes, y sin saberlo, encendieron la chispa de un proyecto que hoy sigue creciendo.

En 2006, como hermanos Cuecas Morujo, dimos forma a esta pasión bajo el nombre Quesos Artesanos Rufino. Desde entonces, trabajamos cada pieza con mimo y respeto, afinándola en secaderos naturales de piedra y madera, donde controlamos la humedad y el tiempo para extraer todo su aroma y sabor.

Aquí las cabras y ovejas se alimentan de bellotas, y su leche recoge matices de frutos secos, notas de bosque y una intensidad única que luego se traduce en cada corte de queso. En nuestras manos, semicurados, curados, añejos y tortas alcanzan su plenitud con un sabor que habla de tradición, dehesa y autenticidad.

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